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Estudio 1ª carta de Juan , capítulo 1 1.0.0

   (3 Valoraciones)

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PRIMERA CARTA DE JUAN

CAPÍTULO 1   Lo que existía desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos observado y han palpado nuestras manos respecto a la palabra de la vida 2 (sí, la vida fue manifestada, y nosotros hemos visto y estamos dando testimonio y contándoles de la vida eterna que estaba con el Padre y nos fue manifestada), 3 lo que hemos visto y oído, se lo estamos contando también a ustedes, para que ustedes también estén unidos a nosotros. Y nosotros estamos unidos al Padre y su Hijo, Jesucristo. 4 Escribimos estas cosas para que nuestra felicidad sea completa.

5 Este es el mensaje que oímos de él y que les estamos anunciando: Dios es luz y en él no hay oscuridad alguna. 6 Si decimos “Estamos unidos a él” pero seguimos andando en la oscuridad, estamos mintiendo y no estamos practicando la verdad. 7 Sin embargo, si andamos en la luz, así como él mismo está en la luz, estamos unidos entre nosotros, y la sangre de su Hijo Jesús nos limpia de todo pecado.

8 Si decimos “No tenemos pecado”, nos estamos engañando a nosotros mismos y la verdad no está en nosotros. 9 Si confesamos nuestros pecados, como él es fiel y justo, perdona nuestros pecados y nos limpia de toda injusticia. 10 Si decimos “No hemos pecado”, lo estamos haciendo quedar como mentiroso y su palabra no está en nosotros.

 

1 Ο ΗΝ ΑΠ' ΑΡΧΗΣ, ὃ ἀκηκόαμεν, ὃ ἑωράκαμεν τοῖς ὀφθαλμοῖς ἡμῶν, ὃ ἐθεασάμεθα καὶ   αἱ χεῖρες ἡμῶν ἐψηλάφησαν, περὶ τοῦ λόγου τῆς ζωῆς 2 καὶ ἡ ζωὴ ἐφανερώθη, καὶ ἑωράκαμεν καὶ μαρτυροῦμεν καὶ ἀπαγγέλλομεν ὑμῖν τὴν ζωὴν τὴν αἰώνιον ἥτις ἦν πρὸς τὸν πατέρα καὶ ἐφανερώθη ἡμῖν 3 ὃ ἑωράκαμεν καὶ ἀκηκόαμεν ἀπαγγέλλομεν καὶ ὑμῖν, ἵνα καὶ ὑμεῖς κοινωνίαν ἔχητε μεθ' ἡμῶν· καὶ ἡ κοινωνία δὲ ἡ ἡμετέρα μετὰ τοῦ πατρὸς καὶ μετὰ τοῦ υἱοῦ αὐτοῦ Ἰησοῦ Χριστοῦ· 4 καὶ ταῦτα γράφομεν ἡμεῖς ἵνα ἡ χαρὰ ἡμῶν ᾖ πεπληρωμένη.

5 Καὶ ἔστιν αὕτη ἡ ἀγγελία ἣν ἀκηκόαμεν ἀπ' αὐτοῦ καὶ ἀναγγέλλομεν ὑμῖν, ὅτι ὁ θεὸς φῶς ἐστὶν καὶ σκοτία «οὐκ ἔστιν» ⇔ «ἐν αὐτῷ» οὐδεμία. 6 Ἐὰν εἴπωμεν ὅτι κοινωνίαν ἔχομεν   μετ' αὐτοῦ καὶ ἐν τῷ σκότει περιπατῶμεν, ψευδόμεθα καὶ οὐ ποιοῦμεν τὴν ἀλήθειαν· 7 ἐὰν δὲ ἐν τῷ φωτὶ περιπατῶμεν ὡς αὐτὸς ἔστιν ἐν τῷ φωτί, κοινωνίαν ἔχομεν μετ' ἀλλήλων καὶ τὸ αἷμα Ἰησοῦ τοῦ υἱοῦ αὐτοῦ καθαρίζει ἡμᾶς ἀπὸ πάσης ἁμαρτίας. 8 Ἐὰν εἴπωμεν ὅτι ἁμαρτίαν οὐκ ἔχομεν, ἑαυτοὺς πλανῶμεν καὶ ἡ ἀλήθεια οὐκ ἔστιν ἐν ἡμῖν. 9 ἐὰν ὁμολογῶμεν τὰς ἁμαρτίας ἡμῶν, πιστός ἐστιν καὶ δίκαιος ἵνα ἀφῇ ἡμῖν τὰς ἁμαρτίας καὶ καθαρίσῃ ἡμᾶς ἀπὸ πάσης ἀδικίας. 10 Ἐὰν εἴπωμεν ὅτι οὐχ ἡμαρτήκαμεν, ψεύστην ποιοῦμεν αὐτὸν καὶ ὁ λόγος αὐτοῦ οὐκ ἔστιν ἐν ἡμῖν.

V. 2   ἐφανερώθη , ( ephanerōthē ) fue manifestada, del verbo φανερόω, ( phaneroó)  manifestar, revelar, hacer visible.

V. 3  κοινωνία, ας, ἡ. ( koinónia ) participación, unión , compañerismo, (estar) unidos.

V. 4  χαρά, ᾶς, ἡ ,  (xhara) felicidad, gozo.

V. 5  ὁ θεὸς φῶς ἐστὶν καὶ σκοτία οὐκ ἔστιν ἐν αὐτῷ οὐδεμία. Dios es luz y en él no hay oscuridad alguna.     σκοτία, ας, ἡ ( skotía)  obscuridad.   

οὐδείς, οὐδεμία, οὐδέν ( oudeis , oudemia, ouden) "nadie, nada en absoluto") es una poderosa conjunción negadora. Excluye por definición, es decir, "cierra la puerta" objetivamente y no deja excepciones.

V.  6    κοινωνίαν ἔχομεν μετ' αὐτοῦ : estar unidos a él, tener compañerismo o participación con él.    

 ἐν τῷ σκότει περιπατῶμεν  : seguimos andando en la oscuridad.  

Περιπατέω (peripateo)  andar, conducir mi vida, vivir.

ψευδόμεθα καὶ οὐ ποιοῦμεν τὴν ἀλήθειαν·: estamos mintiendo y no estamos practicando la verdad.  

  Ψεύδομαι ( pseudomai) mentir.  Ποιέω ( poieo) hacer, practicar.

 

V. 7   ἐν τῷ φωτὶ περιπατῶμεν : andamos en la luz ;  κοινωνίαν ἔχομεν μετ' ἀλλήλων  :estamos unidos entre nosotros ;    τὸ αἷμα Ἰησοῦ τοῦ υἱοῦ αὐτοῦ καθαρίζει ἡμᾶς ἀπὸ πάσης ἁμαρτίας. :  la sangre de su Hijo Jesús nos limpia de todo pecado. 

Καθαρίζω ( katharizó) limpiar.

V. 8  πλανῶμεν (planomen) de πλανάω (planaó 😞 engañar, desviar, andar errante.

V. 9 ὁμολογέω  ( homologeó )    (de homoú, "juntos" y légō, "llegar a una conclusión")  expresar la misma conclusión,  estar de acuerdo , confesar,declarar, admitir.

φίημι ( aphiémi ). enviar lejos, perdonar.       Καθαρίζω  ( katharizó ) limpiar, hacer puro.

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 Para comenzar, Juan habla de una “participación o unión ” gozosa. ( 1 Juan 1:1-4.) Jesús, “la palabra de la vida”, estuvo con Jehová “desde el principio” como la primera creación de Dios, y por medio de él “todas las demás cosas fueron creadas”. (Colosenses 1:15, 16.) Algunos apóstatas del primer siglo alegaban que no tenían pecado y negaban el lugar que con derecho Cristo ocupa en el arreglo divino. Pero los apóstoles de Jesús lo oyeron hablar, lo contemplaron atentamente y lo tocaron. Supieron que el poder de Dios operaba mediante él. Por lo tanto, había el testimonio de testigos oculares de que él era el Hijo de Dios que había vivido, sufrido y muerto como humano. Él es “la palabra de la vida” porque “vida [eterna] fue manifestada” mediante Jesús, por medio de quien Dios ha provisto el rescate. (Romanos 6:23; 2 Timoteo 1:9, 10.)

 Por lo que los apóstoles dijeron y escribieron ‘dieron testimonio’ del humano inmaculado Jesucristo. Juan dio ‘informe’ de esto para que los ungidos tuvieran una “participación”, o asociación, con otros herederos del Reino, con el Padre y con su Hijo. Esta “participación” denota unidad y es causa de gran gozo. (Salmo 133:1-3; Juan 17:20, 21.) Los apóstatas que odian a sus ex compañeros en el servicio de Jehová ya no tienen esa clase de asociación con Dios ni con Cristo.

A continuación se declara un “mensaje” que los apóstoles recibieron de Jesús. ( 1 Juan 1:5-7.) Es este: “Dios es luz y no hay oscuridad alguna [nada profano, inmoral, falso o inicuo] en unión con él”. Por lo tanto, los testigos de Jehová evitan toda práctica relacionada con la oscuridad. (Job 24:14-16; Juan 3:19-21; Romanos 13:11-14; 2 Corintios 6:14; 1 Tesalonicenses 5:6-9.) Dado que algunos apóstatas no creían que había obras pecaminosas, se encontraban en oscuridad espiritual. Alegaban que tenían un conocimiento secreto, pero Dios es luz y no oscuridad secreta. Él da luz espiritual solamente a sus testigos fieles. (Mateo 5:14-16; 1 Pedro 2:9.)

 Si decimos que tenemos una “unión ” con Dios, pero “seguimos andando en la oscuridad”, llevando una vida pecaminosa, “estamos mintiendo y no estamos practicando la verdad”, o viviendo en armonía con ella. Pero si seguimos un derrotero que armoniza con la verdad, estamos en la luz, tal como lo está Dios. De manera que tenemos una “unión o participación” con los compañeros cristianos, todos los cuales están unidos en doctrina, en el punto de vista espiritual, en la obra de hacer discípulos y en otros aspectos de la adoración pura.

     A diferencia de algunos apóstatas primitivos, los que ‘andamos en la luz’ reconocemos que el pecado es inmundo. La sangre de Jesús “nos limpia de todo pecado” porque no somos pecadores voluntariosos. (Mateo 12:31, 32.) De veras estamos agradecidos de que Dios muestre misericordia aun a los cristianos que yerran y se arrepienten. (Salmo 103:8-14; Miqueas 7:18, 19.)

En sentido espiritual, la oscuridad tiene que ver con la ignorancia y la desesperanza que hay en el dominio de Satanás... aunque Satanás con frecuencia finge ser un “ángel de luz”. (2 Corintios 4:4; 11:14; Efesios 6:12.) Por otra parte, la luz tiene que ver con el entendimiento y el esclarecimiento que provienen de Jehová Dios. Pablo habló de la luz cuando escribió: “Porque Dios es el que dijo: ‘De la oscuridad resplandezca la luz’, y él ha resplandecido en nuestros corazones para iluminarlos con el glorioso conocimiento de Dios por el rostro de Cristo”. (2 Corintios 4:6.)

La luz espiritual se identifica tan estrechamente con Jehová Dios que el apóstol Juan escribió: “Dios es luz”. (1 Juan 1:5; Revelación 22:5.)

Jehová ha puesto la luz a la disposición de todos mediante su palabra, que hoy se consigue libremente en forma escrita en la Santa Biblia. (Salmo 119:105; 2 Pedro 1:19.) Por lo tanto, el salmista en realidad expresaba su amor a la luz cuando escribió: “¡Cómo amo tu ley, sí! Todo el día ella es mi interés intenso. Mi alma ha guardado tus recordatorios, y los amo en sumo grado”. (Salmo 119:97, 167.) ¿Ama usted la luz tanto como obviamente la amaba el salmista? ¿Lee regularmente la Palabra de Dios, medita en ella y se esfuerza con ahínco por aplicar lo que dice? (Salmo 1:1-3.) Si así es, usted está esforzándose por recibir un juicio favorable de Jehová.

 

Seguidamente Juan hace mención de la base que hay para la limpieza de pecados. ( 1 Juan 1:8–2:2.) Si decimos: “No tenemos pecado”, negamos el hecho de que todos los humanos imperfectos son pecadores y “la verdad no está en nosotros”. (Romanos 5:12.) Pero Dios es “fiel” y nos perdona ‘si le confesamos nuestros pecados’ con la clase de  arrepentimiento que nos mueva a abandonar el mal. (Proverbios 28:13.) Con referencia a los que están en el nuevo pacto, Dios dijo: “No me acordaré más de su pecado”. (Jeremías 31:31-34; Hebreos 8:7-12.) Al perdonarlos, él es fiel a esa promesa.

 Aún más, Dios es “justo” y siempre se apega a sus normas de justicia. Ha cumplido con la justicia por medio del rescate y puede ‘perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda injusticia’ si reconocemos nuestro estado pecaminoso con fe en el sacrificio de Jesús. (Hebreos 9:11-15.) Mediante su muerte el Mesías se llevó el pecado, tal como hacía el macho cabrío que con los pecados sobre sí se enviaba al desierto el Día de Expiación. (Levítico 16:20-22; Isaías 53:5, 8, 11, 12; 1 Pedro 2:24.) Ciertos apóstatas dijeron: “No hemos pecado”, haciendo ‘a Jehová un mentiroso’. Pero, “Dios [...] no puede mentir”, y su Palabra muestra que todos los humanos imperfectos son pecadores. (Tito 1:2; Eclesiastés 7:20; Romanos 3:23.) Pues, decir que “no hemos pecado” significaría que la palabra de Dios no está “en nosotros”, ¡que no la tenemos en el corazón! (Compárese con Hebreos 8:10.)

Juan escribe “estas cosas” acerca del pecado, el perdón y la limpieza para que no practiquemos el pecado. Sus palabras deberían movernos a luchar tenazmente para no pecar. (1 Corintios 15:34.) Pero si cometemos “un pecado” y nos arrepentimos, tenemos “un ayudante para con el Padre, a Jesucristo, uno que es justo”, quien aboga ante Dios a favor nuestro. (Hebreos 7:26; compárese con Juan 17:9, 15, 20.) Jesús es “un sacrificio propiciatorio”. Su muerte satisfizo la justicia e hizo posible que Dios extendiera misericordia y removiera los cargos del pecado en el caso de los israelitas espirituales y en el de “todo el mundo”, incluso la “gran muchedumbre”. (Romanos 6:23; Gálatas 6:16; Revelación 7:4-14.)  .  Sin embargo, nunca debemos olvidar la advertencia del apóstol Juan: “Dios es luz y no hay oscuridad alguna en unión con él. Si hacemos la declaración: ‘Tenemos unión  o participación con él’, y sin embargo seguimos andando en la oscuridad, estamos mintiendo y no estamos practicando la verdad”. (1 Juan 1:5, 6.)

Claramente cabe la posibilidad de que algunos cristianos caigan en la misma trampa en que cayeron los judíos y, aunque se les llame testigos de Dios, produzcan obras de la oscuridad.

 De hecho, eso ocurrió en el primer siglo. Leemos de serias divisiones en Corinto. (1 Corintios 1:10-17.) El apóstol Juan tuvo que advertir a los cristianos ungidos que no se odiaran unos a otros, y Santiago tuvo que aconsejar a algunos para que no favorecieran a los ricos por encima de los pobres. (Santiago 2:2-4; 1 Juan 2:9, 10; 3 Juan 11, 12.) Además, cuando Jesús inspeccionó las siete congregaciones de Asia Menor, según se relata en el libro de Revelación, informó sobre la infiltración de obras de la oscuridad, entre ellas la apostasía, la idolatría, la inmoralidad y el materialismo. (Revelación 2:4, 14, 15, 20-23; 3:1, 15-17.) Así que en aquellos primeros días de la congregación cristiana una porción de los cristianos había abandonado la luz: algunos fueron expulsados y otros simplemente se deslizaron hacia “la oscuridad de afuera”. (Mateo 25:30; Filipenses 3:18; Hebreos 2:1; 2 Juan 8-11.)

 Todos esos informes del primer siglo muestran maneras diferentes como la oscuridad del mundo de Satanás puede infiltrarse en el pensar de cristianos como individuos o hasta en congregaciones enteras. Debemos estar alerta para que eso nunca nos ocurra a nosotros. ¿Cómo podemos hacer eso?

 Pablo aconsejó a los efesios que ya no estuvieran ‘mentalmente en oscuridad, y alejados de la vida que pertenece a Dios’. Para no volver a deslizarse a aquella oscuridad, tenían que cultivar actitudes de corazón que pertenecieran a la luz. Pablo dijo: “Ustedes deben desechar la vieja personalidad que se conforma a su manera de proceder anterior y que va corrompiéndose conforme a sus deseos engañosos; pero [...] deben ser hechos nuevos en la fuerza que impulsa su mente, y deben vestirse de la nueva personalidad que fue creada conforme a la voluntad de Dios en verdadera justicia y lealtad”. (Efesios 4:18, 22-24.)

Por decirlo así, Pablo aconseja ahí cirugía radical... cortar y eliminar lo que antes era parte de nosotros, nuestra vieja personalidad, y permitir el desarrollo de todo un nuevo espíritu que ‘impulse la mente’. Y no hablaba a personas recién interesadas en la verdad, sino a cristianos bautizados. La transformación de nuestra personalidad no termina cuando nos bautizamos. Es un proceso continuo. Si dejamos de cultivar la nueva personalidad, es muy probable que vuelva a surgir la vieja personalidad con su orgullo, arrogancia y egoísmo. (Génesis 8:21; Romanos 7:21-25.) Esto podría llevarnos de nuevo a las obras de la oscuridad.

 Recordemos  que el alcanzar la vida eterna depende de que recibamos de Dios juicio favorable, juicio basado en cuánto amamos la luz. Después de aludir a este hecho, Jesús dijo: “El que practica cosas viles odia la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean censuradas. Pero el que hace lo que es verdad viene a la luz, para que sus obras sean puestas de manifiesto como obradas en armonía con Dios”. (Juan 3:19-21.)

 Pablo apoyó ese pensamiento al escribir a los efesios: “Sigan andando como hijos de la luz, porque el fruto de la luz consiste en toda clase de bondad y justicia y verdad”. (Efesios 5:8, 9.) De modo que nuestras obras muestran si somos hijos de la luz o hijos de la oscuridad. Pero las obras correctas solo pueden brotar de un buen corazón.

Por eso tenemos que vigilar el corazón, estar al tanto de que tenemos que seguir renovando nuestra personalidad, tener cuidado en cuanto al espíritu que impulsa nuestra mente. (Proverbios 4:23.)

 En algunos casos esto ha sido un desafío especial para los hijos que han nacido de padres que ya eran testigos de Jehová dedicados. ¿Por qué? Pues, por un lado esos hijos disfrutan de una bendición maravillosa. El que alguien conozca la verdad desde su más tierna infancia significa, en efecto, que nunca ha tenido que experimentar directamente el estar en la oscuridad del mundo de Satanás. (2 Timoteo 3:14, 15.) Por otro lado, algunos niños en esa situación dan por sentada la verdad y nunca aprenden a realmente amar la luz. Eso fue lo que sucedió en el caso de la mayoría de los judíos del primer siglo. Se criaron como parte de una nación dedicada a Jehová, y hasta cierto grado tenían conocimiento de la verdad. Pero la verdad no estaba en su corazón. (Mateo 15:8, 9.)

 Los padres cristianos tienen ante Dios la responsabilidad de criar a sus hijos en la luz. (Deuteronomio 6:4-9; Efesios 6:4.) Pero al fin de cuentas el hijo mismo tiene que llegar a amar la luz más que la oscuridad. Tiene que hacer suya la luz de la verdad. A medida que crece, puede que algunas características del mundo de Satanás le parezcan atractivas. Los estilos de vida despreocupados e irresponsables de otros jóvenes quizás le parezcan emocionantes. El escepticismo que se enseña en la sala de clases pudiera ser seductor. Pero nunca debe olvidar que, más allá de la luz, ‘la oscuridad cubre la tierra’. (Isaías 60:2.) A la larga, este mundo oscurecido no tiene nada bueno que ofrecer. (1 Juan 2:15-17.)

 El rey David escribió: “Contigo [Jehová] está la fuente de la vida; por luz de ti podemos ver luz. Continúa tu bondad amorosa a los que te conocen”. (Salmo 36:9, 10.) Los que aman la luz llegan a conocer a Jehová, y esto puede significar vida para ellos. (Juan 17:3.) Por Su bondad amorosa, Jehová los apoya ahora, y cuando la gran tribulación azote, los llevará a través de ella a un nuevo mundo. Eso lo podemos experimentar si evitamos ahora la oscuridad del mundo de Satanás. En el nuevo mundo la humanidad será restaurada a vida perfecta en el Paraíso. (Revelación 21:3-5.) Los que entonces reciban un juicio favorable tendrán la perspectiva de disfrutar de la luz de Jehová para siempre. ¡Qué gloriosa perspectiva! ¡Y qué poderoso incentivo tenemos ahora para ‘quitarnos las obras que pertenecen a la oscuridad y vestirnos las armas de la luz’! (Romanos 13:12.)

 Sabemos que Jehová tiene el derecho de decir qué cosas son pecado. Y nos esforzamos al máximo por evitarlas. Pero, cuando pecamos, se lo confesamos en oración ( 1 Juan 1:9). Y, si se trata de un pecado grave, buscamos la ayuda de los ancianos, pues Jehová los ha nombrado para que nos cuiden (Sant. 5:14-16). Ahora bien, no deberíamos permitir que los sentimientos de culpa por errores pasados nos aplasten. ¿Por qué no? Porque nuestro cariñoso Padre dio el sacrificio de su Hijo para que se nos puedan perdonar los pecados. Cuando Jehová dice que perdonará a los pecadores arrepentidos, cumple su palabra. Así que podemos servirle con la conciencia limpia (1 Juan 2:1, 2, 12; 3:19, 20)

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Valoraciones de usuarios

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palmitero

  

Excelente información, muchas gracias por hacerla disponible.

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Marietta

  

Muchas gracias por compartir este estudio ..... me será muy util para mi estudio personal de la Biblia!

Respuesta de quien subió el archivo.

De nada.  

Vivimos en tiempos en los se cumplen profecías como la registrada en (Mateo 24:12) : "y, al aumentar la maldad, se enfriará el amor de la mayoría".   Como sabemos,  el apóstol escribió sus cartas por inspiración allá por el año 98 EC  , ya empezada la apostasía , tiempos en los que, al igual que en los de ahora, la maldad aumentaría y el amor se enfriaría.

El estudio de las cartas de Juan y de Judas  me ayudan a equilibrarme en la necesidad de mostrar amor y en lo importante que es esta cualidad del fruto del espíritu para perseverar en los últimos días del fin.

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MaccarroneRober

  

Excelente querido hermano Colaborador, me gusta cuando el material es profuno. Muchas gracias. 

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